El miércoles pasado (18 de abril) mi grupo y yo asistimos al
aviario “El Nido” ubicado al norte de la ciudad, en Ixtapaluca.
Desde un inicio fue interesante ya que al bajar del camión
nos encontramos con un avestruz ( que más tarde sabríamos su nombre era Martha)
y con un emu. Éste al aire libre, sin jaula o cadena alguna.
Nos dividieron en grupos y empezamos el recorrido con
Javier, nuestro guía a lo largo del viaje. Colocamos nuestras mochilas en el
comedor y escuchamos algunas indicaciones.
El primer “dato curioso” que nos dieron fue sobre el emu que
vimos en la entrada ; Javier nos comentó que a pesar de ser aves, los emúes no
podían volar y que, posterior a las épocas de apareamiento, era el macho quien
cuidaba de los huevos y la hembra sólo iba en busca de otro macho con el cual
reproducirse.
La mayor parte del recorrido en aves rapaces, o mejor dicho, la mayor atracción del recorrido consistía en las aves rapaces. No obstante, tambien vimos otras especies de aves y algunos otros especies albergados en El Nido como por ejemplo tortugas, monos y un venado (o venadita) llamada Brenda.
Entre las aves rapaces que apreciamos se hallaban búhos y águilas (búho cornudo, águila calva, etc.) pero, sin duda, mi ave favorita fue el águila real:
Son aves increíbles. Javier nos comentaba que llegan a pesar hasta 8 kilos y sus patas alcanzan una presión de 45 km/hr. Además de que, al crecer y llegar a una edad adulta sus plumas se tornan de una coloración dorada muy bonita.
Tambien nos dio algunos datos sobre los búhos que llamaron mi atención: Al no tener visión periférica, tienen la capacidad de rotar su cabeza hasta 180° para ver a su alrededor.
Cabe señalar que en el caso de las aves rapaces, la hembra siempre será de mayor tamaño que el macho debido a que ella será la encargada de mantener sanas y salvas a las crías.
Continuando con la visita llegamos a la zona de aves "tropicales". Posteriormente descubrimos que en las instalaciones habían literalmente creado un ecosistema especialmente para determinado tipo de aves como el Quetzal, el pavón cornudo, etc.
Esta parte fue muy importante ya que estas especies necesitan "cuidados especiales" al estar casi en peligro de extinción. No pudimos tomar fotos para no poner en riesgo su seguridad.
Para terminar, realizamos una serie de juegos y actividades muy divertidas para quitarnos el cansancio e irnos muy satisfechos del recorrido.
Hacer esta visita me ayudó mucho a superar mi temor a los animales. Me gustó mucho la forma en como nos dieron la información. Después de ir a este lugar me puse a pensar en lo mucho que no tomamos en cuenta a las otras especies de nuestro reino animal y en el daño que les estamos produciendo. Sólo nos preocupamos por enriquecer a las compañías capitalistas por medio de nuestras ambiciones sin ver más allá de eso. Hay que hacer consciencia y tratar de salvar la variabilidad de nuestro planeta.












Bien.
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